Sí, hace un año todo era raro. En realidad ha sido raro desde hace tiempo atrás. He vivido en una especie de letargo. Mi cabeza me dice que hay que hacer cosas, pero no halló en mi la motivación para hacerlas. Mi frase recurrente en los últimos años es: muerta en vida.
El año pasado no fue el mejor. Además de las peleas con mis compañeros, mi coche salió mal, je, reventé. Mi frustración saltó por mis ojos en torrentes de lágrimas que no podía parar. La frustración de no poder dejar de llorar fue aún peor. Qué pasaba?
Sé bien que tengo que hacer cosas, pero termino posponiendo todo. Aún ahora que estoy en cursos y toda la cosa, sigo posponiendo.
Ahora conocí a un chico, estamos en vía de tener sexo. Hace ya más de un año que no sé de esas cosas. Chock desapareció sin más y yo, a pesar de que tengo su teléfono, lo dejé ir. ¿orgullo? Era un buen amante, pero no me aprendí su nombre.
Hoy Gaby Vargas habló sobre el síndrome de la sala de espera, sus síntomas son sentirse cansado, con apatía y sin energía, es decir muerto en vida. Parece que mi cabeza hubiera explotado y dejado ir mis pensamientos. Me rehuso a vivir de manera horizontal a menos que se trate de sexo.
Por eso me quiero dar la oportunidad con este nuevo chico, no sé ha donde irá todo, lo único de lo que quiero que se llene mi cabeza es de lo que pueda suceder mañana y no pensar más allá de ahí. Un día a la vez, dicen los borrachos en recuperación.
Soy, entonces, una borracha emocional... en vías de recuperación.
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